Esta
semana fue la semana del destape. La señora presidente desnudó sin pudor sus
contradicciones políticas…
Por
Juan Carlos Neves
Hasta
hace unas pocas semanas, una de las mayores preocupaciones de quienes
vivimos la zozobra de percibir la
debacle progresiva que sufre nuestra
querida patria era tratar de despertar a un gran número de conciudadanos
que parecían creer el falso panorama pintado por el gobierno para obtener
un triunfo electoral significativo. A
veces, al contemplar a nuestra sociedad, nos surgía la imagen de la serpiente
bailando bajo el influjo de la flauta del encantador. Otras, más crudas, la
imagen era la de los frágiles pollitos hipnotizados por la mirada de la víbora
decidida a devorarlos. Por fortuna, ahora tenemos un problema menos porque los
últimos acontecimientos políticos y económicos han abierto los ojos de todos
aquellos que no los mantienen definitivamente cerrados por razones de conveniencia material o ceguera
ideológica.
La
señora presidente había manifestado en forma enfática que no enviaría más
fuerzas federales para solucionar los problemas de los gobernadores. Es más,
llegó al exabrupto de anunciar su disposición a desobedecer cualquier orden
judicial al respecto aunque ello implicara su procesamiento. Sin embargo, este
miércoles nos despertamos con la novedad de que las fuerzas de seguridad habían sido enviadas a Santa Cruz para
cumplir las funciones de la policía que llevaba 17 días de huelga. Sea porque
la presidente ya no resistía la nostalgia por regresar a su hogar o porque la
posibilidad de que se desatara el caos en la provincia que adoptó como propia
le resultaba inaceptable, lo cierto es que cambió su determinación sin mayores
explicaciones. No deja de ser interesante en el juego de las contradicciones
que el hombre a cargo del operativo sea un militar que no está retirado, el
Teniente Coronel Sergio Berni, Secretario de Seguridad, quien ha asumido un rol
protagónico en las últimas acciones de la gendarmería. Esto es un claro
reconocimiento a la necesidad de utilizar
funcionarios con conocimientos de la función operativa para trabajar en áreas
vinculadas a la seguridad y la defensa. La Ministra Garré ya había evidenciado
su ignorancia total cuando siendo titular del Ministerio de Defensa reconoció su
desconocimiento de lo que era un FAL (Fusil Automático Liviano), arma
esta que formaba parte del armamento básico de las Fuerzas Armadas, para
justificar una venta de partes de armas que fue sospechada de ser un hecho de
corrupción.
La
utilización de personal militar, que se está empeñando también en operaciones
sociales en las villas, demuestra que se ha comenzado tardíamente a
reconsiderar su valor y capacidad. Esto no es sorprendente. Los militares son
organizados, eficaces, leales y trabajan mucho con poca remuneración. Sin
embargo, como la estructura vertical de las fuerzas que integran
los lleva al cumplimiento estricto de las órdenes de quienes les mandan,
cuando sus acciones son erróneas o ilegales la responsabilidad fue, es y será siempre de sus Jefes, hecho este que
suele ser olvidado según la conveniencia
de quienes los juzgan. Esperemos que esto sea tenido en cuenta ahora, que han
sido llevados de nuevo al terreno en el ámbito interno y que no se olvide al
revisar los hechos del pasado.
Otra
sorpresa que nos deparó la señora presidente fue el anuncio de que había
encontrado la forma de “ayudar” a la Provincia de Buenos Aires con la suma de
600 millones de pesos para que pudiera completar el pago del aguinaldo. Este
anuncio, formulado luego de haber señalado reiteradamente las supuestas fallas
de gestión y administración del gobernador, terminó de confundir a la opinión
pública o quizás le sirvió, por el
contrario, para comprender que las decisiones del más alto nivel nacional son
tomadas a partir de reacciones emotivas, caprichos personales, disputas
políticas o en respuesta a encuestas de opinión. No de otra manera pueden
interpretarse estos cambios bruscos e
inesperados que hacen ostensible que el gobierno no solo carece de un liderazgo
claro sino que tampoco tiene equipo y mucho menos un plan. Todo es
improvisación, especulación y puesta en escena.
No
podemos dejar de mencionar que el lugar en que la señora presidente “encontró”
los fondos para la provincia fue la caja de la ANSES, institución a la que
obligó a prestar dinero de los jubilados con fines ajenos al destino para el
que fueron recaudados. Es un hecho que con los recursos del fondo de
sustentabilidad de la ANSES, se realizan
operaciones financieras que permiten mantener su valor en el tiempo, para lo
que el rendimiento de tales operaciones debe, al menos, ser superior al
deterioro que produce la inflación. Si no se cumple esta condición o si se
emplean los fondos antes de atender a su finalidad básica como sucede al no
pagar el aumento dispuesto por la Corte
y las sentencias de emanan de dicho órgano, se puede caer en la figura
de malversación.
Si
la falta de capacidad de conducción política quedó evidenciada por estos
hechos, la absurda negación de la crisis económica quedó también al desnudo
esta semana. Ni el mismo INDEC nacional,
a quien le cuesta tanto informar los
datos que incomodan al gobierno, ha podido evitar la publicación de la caída de
un 0,5 por ciento en el Estimador
Mensual de Actividad Económica en mayo y una caída del 4,7 por ciento en la actividad industrial
en junio. A esto se sumaron los datos
oficiales del Ministerio de Economía que anuncian un déficit que superó los
10.000 millones de pesos en el primer semestre. Estos datos no son consecuencia
de factores externos sino que evidencian el resultado de los errores que
reiteradamente hemos señalado en las decisiones económicas internas. La
estimulación de la demanda sin su correspondencia en la oferta trajo una falsa
sensación de bienestar al precio de generar una inflación creciente. Ahora nos
encontramos que las medidas para bajar la inflación se dan de bruces con las
necesarias para estimular la economía y
que la tendencia al aumento del desempleo, la falta de inversión producto de la
desconfianza, el reconocimiento de la escasez de dólares y las trabas a las
importaciones y exportaciones, muestran una incipiente recesión de la que
costará mucho salir. Aunque todavía haya funcionarios públicos que acusen a los
economistas de “cacarear”, estamos ante hechos consumados que no pueden ser
silenciados ni disimulados con palabras.
El
tercer factor que quedó fuera de discusión por el peso de la evidencia fue la
incapacidad de gestión que se reflejó en el área de transporte. La semana
comenzó con el anuncio de que el servicio de subterráneos contará con 20 trenes
menos por falta de mantenimiento. Poco importa si este servicio debería estar
en manos de la Nación o la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Lo cierto es que
hoy lo controla la nación y que su deterioro es inocultable. El martes,
Florencio Randazzo, Ministro del Interior y Transporte, anunció que la línea de
trenes del Sarmiento dejará de funcionar en el horario de 22 horas a las 4 de
la mañana en toda su extensión y los domingos todo el día de Liniers a Once,
para realizar trabajos. Tardío reconocimiento del malgasto de millones en
subsidios que terminó con una tragedia de consecuencias irreparables.
Finalmente, completando su raid de malas noticias, Randazzo informó el jueves el congelamiento
por parte del estado nacional de los subsidios al transporte cuyo incremento
futuro quedará a cargo de gobernadores o
intendentes que deberán solventarlos de sus propias partidas o aumentar las tarifas. El fracaso de la
política de transporte subsidiado nos deja con servicios ineficientes
mantenidos con tarifas totalmente desactualizadas. Esta situación pondrá a
gobernadores e intendentes en la obligación de aumentar el pasaje a usuarios
que viajan muy mal, lo que por supuesto será una fuente generadora de
conflictos y protestas. El gobierno nacional quizás piense que así cargará el
costo político del problema a otros protagonistas pero parece ignorar,
puerilmente, que vivimos todos en el mismo país
y que no permitiremos que se olvide que lo que suceda será la
consecuencia de nueve años de pésima e irresponsable gestión.
Esta
semana fue la semana del destape. La señora presidente desnudó sin pudor sus
contradicciones políticas, el INDEC reconoció la caída de la economía y el
Ministro de Transporte exhibió en toda su crudeza el fracaso de la gestión en
el área del transporte que se suma a la energética, que ya reconoció la
traumática pérdida del autoabastecimiento y sus costos insoportables. La
pregunta que se impone es ¿cómo sigue la cuestión en el corto plazo? ya que una
cosa es la descripción adjetivada de lo que sucedió y otra, más compleja y
discutible, la apreciación de lo que
vendrá.
En
nuestra evaluación el problema político continuará generando conflictos ya que
se esta produciendo una brecha creciente entre el justicialismo (que da
estructura nacional al Frente para la Victoria) que es de origen un partido de
centro derecha, nacionalista y cristiano y el grupo gobernante, que expresa una
postura de izquierda, atea, progresista y transgresora. Ya se ha pasado a la
vereda de enfrente el sindicalismo que apoya a Moyano, quizás la expresión más
pura de la ortodoxía peronista, y están en la mira gobernadores como Scioli y
De la Sota. Las tensiones se agravarán a medida que se aproximen las elecciones
y haya que confeccionar listas de legisladores que serán claves a la hora de
habilitar una reforma constitucional que permita una eventual re- elección
presidencial y también al tiempo de repartir recursos escasos en una economía
en retroceso.
Esta
última, la economía, presenta problemas que se han agravado a fuerza de la
persistencia en los errores y continuará su deterioro a menos que se produzcan
cambios profundos y dolorosos en el camino adoptado.
Pero
la situación de nuestro país, si hacemos un paralelo con un enfermo, no es la
del paciente que sufre el riesgo de un colapso cardíaco fulminante sino más
bien la del que tiene un tumor maligno que lo va consumiendo, en medio de agravamientos y mejorías, mientras tozudamente se niega a la cirugía. Confluyen para ello la estructura de la deuda
que ha sido contraída mayormente con organismos internos y el alivio que
proveen circunstancias externas como el precio de la soja que alcanzó el record
histórico de 645 dólares la tonelada.
Recordemos que hay un Fondo Solidario Sojero, forzado durante el conflicto con
el campo en el 2009, que obliga al
gobierno nacional a repartir el 30 por ciento de los derechos de exportación de
la soja a las provincias que a su vez deben distribuir el 30 por ciento de su
parte entre sus municipios. Esos ingresos, que en el mes de julio se
estiman en casi 1000 millones de pesos, son los paliativos producto de
afortunados factores externos que permiten que la nave se mantenga a flote
aunque cada vez con mayores conflictos sociales y colapsos sectoriales. El
diagnóstico es: debacle progresiva con espasmos recurrentes.
Mientras
el gobierno goza de un poder casi absoluto para conducir el país, al menos
hasta que una ciudadanía despierta modifique la conformación de las Cámaras en
el 2013, en el intermedio otros
mecanismos de la democracia deben activar su funcionamiento. Los juicios
emblemáticos tales como la tragedia del Once que denuncia la ineficacia de
gestión del gobierno, el caso Schoklender que revela los intereses creados que
se anudan detrás de las pseudo organizaciones de derechos humanos y el caso
Ciccone que abre las puertas al descubrimiento de la corrupción enquistada en
los más altos niveles del gobierno, no pueden seguir siendo dilatados por la
justicia. Los medios independientes tienen que comenzar a llamar a las cosas
por su nombre y los referentes nacionales y provinciales, del ámbito
empresarial, social y político, tienen que vencer la política del miedo
que se está instaurando para
amordazar bocas y conciencias. Solo así
podremos paliar los daños hasta que la democracia nos de la oportunidad de
cambiar la historia.
Un
abrazo para todos.
Juan
Carlos Neves, Presidente de Nueva Unión Ciudadana
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